Yumiko no pudo ir a la playa de verano con su marido. Había estado esperando este día con mucha ilusión, llena de emoción. Pero como su marido no podía comer, fue a la playa sola con su hijo pequeño. Desanimada, dos jóvenes la abordaron. Esa noche, invitada a la habitación de los hombres que la habían acosado durante el día, Yumiko acostó a su hijo y, con una secreta anticipación en el corazón, se dirigió a la habitación donde la esperaban los dos jóvenes. Atormentada por la culpa y ahogada en un deseo carnal, comenzó un verano prohibido…